El Patrimonio Inmaterial en Andalucía. El Flamenco y la Música Procesional
2. El Flamenco
2.1. Ritmo y Métrica
Desde una perspectiva analítica, los palos del flamenco pueden organizarse atendiendo a su métrica, es decir, al tipo de compás que articula su estructura rítmica. Esta clasificación, de gran utilidad tanto para la interpretación como para el análisis formal, distingue cinco grandes grupos según el número de tiempos:
Palos flamencos según métrica
Palos de 12 tiempos
Se trata de una amalgama rítmica característica del flamenco que combina compases de 6/8 y 3/4, formando ciclos de doce tiempos con acentos específicos. Esta métrica puede subdividirse a su vez en tres categorías, según el patrón acentual predominante:
· Compás de soleá: Se basa en una estructura con acentuaciones en los tiempos 3, 6, 8, 10 y 12. Incluye palos como: Soleá, soleá por bulerías, bulerías, bulerías por soleá, alegrías, caña, polo, mirabrás, caracoles, romera, cantiñas, bambera, alboreá y romance, entre otros.
Compás de Soleá
· Compás de seguiriya: Presenta una acentuación distinta (a menudo en los tiempos 1, 3, 5, 8 y 11), más dramática y quebrada. A este grupo pertenecen: Seguiriya, cabales, liviana, serranas y toná-liviana.
Compás de Seguiriya
· Guajira y petenera: Aunque también se construyen sobre un ciclo de doce tiempos, utilizan la amalgama métrica de forma más simple y regular, sin la riqueza acentual de los compases anteriores.
Palos binarios y cuaternarios
Se desarrollan sobre compases de 2/4 o 4/4, de carácter más regular y estable, lo que favorece su uso en contextos más rítmicos y bailables. En este grupo se incluyen: Taranta o taranto, tientos, mariana, danza, tangos, zambra, farruca, garrotín, rumba, danzón, colombiana y milonga.
Palos ternarios
Estos palos emplean compases de tres tiempos (3/4 o 3/8), generando un pulso regular y circular. Se encuentran aquí formas tradicionales como: Fandango de Huelva, fandango malagueño, sevillanas y verdiales.
Palos polirrítmicos
Algunos estilos se caracterizan por la superposición o alternancia de distintos patrones rítmicos, generando una sensación de desplazamiento o ambigüedad métrica. Los más representativos de esta categoría son: Tanguillo y zapateado.
Palos de métrica libre (ad líbitum).
Estos cantes no se rigen por un compás fijo, sino que se interpretan con libertad rítmica, ajustándose al fraseo melódico y a la expresividad del intérprete. Suelen tener un carácter más introspectivo y están ligados a los cantes primitivos o de extracción litúrgica o minera. Forman parte de este grupo: Toná, debla, martinete, carcelera, cantes camperos, saeta, malagueña, granaína, media granaína, rondeña y los cantes de las minas (como minera, taranta, cartagenera, levantica y murciana).