El Patrimonio Inmaterial en Andalucía. El Flamenco y la Música Procesional
2. El Flamenco
2.3. Melodía y ornamentación
La melodía en el flamenco presenta rasgos muy particulares que la distinguen claramente de otras tradiciones musicales. El cante flamenco, en especial, se caracteriza por su libertad melódica, el uso de intervalos amplios, los melismas y una constante tensión expresiva. Las melodías no siguen necesariamente patrones armónicos funcionales, sino que se construyen sobre modos específicos, como el modo flamenco (frigio modificado), y se desarrollan a partir de fórmulas tradicionales interiorizadas por los intérpretes.
Uno de los elementos más significativos de la melodía flamenca es la ornamentación. Esta no es meramente decorativa, sino que constituye un lenguaje expresivo propio que cumple una función estructural y emocional en el discurso musical. En su tesis, Alba Guerrero propone una clasificación detallada de los recursos vocales ornamentales empleados en el flamenco, agrupándolos en cinco grandes categorías:
- Recursos de articulación: como los glisandi, los portamenti o los cortes vocales, que contribuyen a una interpretación dinámica y expresiva.
- Recursos de emisión: como los vibratos y los falsetes, que introducen matices tímbricos diferenciadores en la voz flamenca.
- Recursos melódicos: especialmente los melismas, que pueden ser amplios, con múltiples notas por sílaba, o más breves, en forma de giros ornamentales específicos.
- Recursos rítmicos: que afectan a la duración y colocación de los adornos dentro del compás, generando efectos de síncopa, rubato o retardo expresivo.
- Recursos expresivos: como el quejío o el sollozo musicalizado, de gran carga emocional, que refuerzan el carácter dramático del cante.
El grado de ornamentación varía según el estilo: mientras que en cantes sobrios como la seguiriya o la toná predominan giros melódicos intensos y densos, en estilos más ligeros como las alegrías o los tangos se opta por fórmulas ornamentales más rítmicas y estilizadas. La voz flamenca, trabajada con una técnica que prioriza la expresividad sobre la pureza tímbrica, refuerza aún más el carácter emocional de la melodía.
La guitarra flamenca también participa en este lenguaje ornamentado mediante ligados, trémolos, apoyaturas, cejillas expresivas y rasgueos ornamentales que no solo acompañan, sino que dialogan con el cante, aportando continuidad melódica y refuerzo expresivo.